domingo, 24 de abril de 2011

Perfil de Rodrigo Díaz


La memoria no siempre acompaña:

Rodrigo Díaz se exige hasta reventar

Aunque lo intenta, no puede ocultarlo. Los que lo rodean ya se han dado cuenta que detrás del amable joven que conquistó las pantallas de televisión en Rojo, hay un hombre ansioso, estricto y enojón.

Por Margot Anacona

Rafael Araneda se pasea por el estudio como si hablara solo. El productor de Fiebre de Baile (FdB) anuncia que faltan diez minutos para salir al aire. Detrás del escenario se asoma Rodrigo Díaz ensayando la coreografía de chachachá con su bailarina Bárbara Moscoso. La repiten varias veces. “¡Cinco minutos!”, grita nuevamente el sujeto. Rafael bromea con un camarógrafo, Bárbara baja las escaleras y espera en silencio mirando al público mientras Díaz repasa solo. Él la llama para insistir en algunos pasos y asiente como si estuviera recordándolos. No queda más tiempo para ensayar y el Rafa los presenta.

Rodrigo comenzó a bailar a los ocho años en un grupo de folclore organizado por Unilever Chile, empresa donde trabajaba su abuelo. Al principio era torpe y le costaban los movimientos. “Con mirar a un joven sé si tiene dedos para el piano en la expresión artística. Lo vi en él y por eso lo invité a Tierra Chilena”, dijo Sergio Rodríguez, director general del conjunto en el que estuvo durante casi diez años.

El animador de público de FdB alza las manos para que aplaudan. Pero la gente no necesita instrucciones, la noche recién comienza y el entusiasmo nace naturalmente. Corean el nombre de Rodrigo por iniciativa propia, olvidándose de esconder las copas plásticas del aperitivo que ofrece la producción y de arreglarse por si la cámara los muestra en pantalla.

Aunque su trayectoria en televisión comenzó a los dieciséis años en Extrajóvenes, el público se encariñó con él en Rojo fama contrafama (2002). Los cinco finalistas formaron el staff del programa, pero Rodrigo quería más. Cuando ya no le quedaban esperanzas, le pidió fuerzas al cielo y el jurado lo eligió casi unánimemente como ganador, dejando a Pablo Vargas, el amigo que él mismo había llevado al programa, amurrado y con ganas de dejar el estudio. Consiguió el viaje a Miami para especializarse en tap, ballet, canto y actuación en MDA Studios, academia de Maitén Montenegro. Para él era como flotar en una nube sin poder aterrizar. Nunca más ha vuelto a sentirse así. Representó a Chile en una competencia internacional y participó en castings, uno de ellos para bailar con Jennifer López y Paulina Rubio.

“Nada es en vano, me vaya bien o mal igual aprenderé”, dijo a TV Grama antes de viajar. Se fue con una maleta y volvió con una extra llena de regalos. Pero no fue lo único que trajo, el mismo año concretó su idea de crear una academia de baile. Como un premio extra, mantiene varias relaciones que nacieron en Rojo. “Somos amigos y nos apoyamos en todo, ahora estoy con él en la reinauguración de su escuela. Nos conocemos hace tanto que el cariño es familiar”, dijo Yamna Lobos.


Rodrigo es el primer certificado y representante de Zumba Fitness del país, técnica de baile del colombiano Alberto Pérez que permite quemar hasta 600 calorías y que imparte en su academia. Su sueño era terminar la carrera y tener una productora. Hoy es ingeniero comercial y su escuela de baile tiene dos sedes en Santiago y una en Viña del Mar. Las matemáticas, el marketing y la publicidad lo atraparon. No se arrepiente de su elección ni se siente en desventaja por no estudiar danza, porque no es bailarín de escuela pero la experiencia lo ha formado.Actualmente Rodrigo aparece todas las semanas en pantalla. Aunque es uno de los favoritos de FdB, ha perdido en sus tres últimos duelos. Pero continúa sonriente, aguantando las críticas y manteniendo la calma. En su rostro casi no demuestra inseguridad ante el jurado, pero cuando está en desacuerdo no lo piensa dos veces. A pesar de su ajetreada rutina nunca se excusa en la falta de ensayo, se reprocha en silencio y de manera más estruendosa cuando están sus cercanos. Hay cosas que no tolera y no se molesta en disimularlo. Después de un adagio, movimientos largos y lentos que Bárbara bailaba en silla de ruedas, el jurado Juan Falcón criticó la invitación a jóvenes de la Teletón ya que consideraba que los estaban utilizando. Rodrigo frunció levemente el ceño, se defendió y el Rafa confirmó el compromiso que ha mantenido por años con la institución. El mismo día, en Twitter calificó de pobre el comentario de Falcón. El mal genio es su mayor defecto. Es explosivo, pero no acumula. Prefiere ser directo, intenta decir todo en el momento y lugar indicado.

Aunque no le gusta que le digan jefe, no carece de autoridad y le carga la irresponsabilidad. “Soy exigente con mi equipo. Tengo carácter fuerte, golpeo la mesa para tomar decisiones, alzo la voz y muchas veces grito. Cuando no hacen las cosas bien o como les he dicho, me enojo y soy pesaito’”, reconoció. Los profesores deben preparar sus clases, ser puntuales y tratar bien a sus alumnos. “Antes me iba cuando terminaba mi trabajo. Él me enseñó a saludar, conversar y mostrar interés por la gente”, dijo César Moreno, profesor de zumba de la academia.

Rodrigo agradece el apoyo del público de FdB. Termina con aplausos pero se retira molesto del escenario. Busca a sus amigas y al mismo lugar que antes dirigió insistentes besos sólo dedica una mirada triste estirando los labios en forma de puchero. “Es explosivo cuando hay una injusticia o algo se le escapa de las manos”, dijo Sergio Rodríguez, director del conjunto folclórico donde se formó. En la presentación, el bailarín se quedó tres veces en blanco, miró a Bárbara esperando que le soplara mentalmente. “Es super aplicado, detallista y autoexigente. Se preocupa, ensaya el máximo posible y se aprende los pasos antes de hacerlos”, dijo la bailarina. Pero la memoria de Rodrigo es más frágil de lo que aparenta. Siempre le pide a Dios que lo ayude a interpretar y recordar lo que ensayó. Necesita su agenda donde tiene todo anotado y subrayado. Es ansioso, atarantado, olvidadizo. Sabía que no había ensayado lo suficiente y salió enojado, desilusionado, casi al borde del llanto. “Cuando me estreso me pongo sensible y todo me afecta. Siento como si tuviera lágrimas atoradas en la garganta”, agregó.



A Rodrigo le gustaría expandir sus academias al resto del país y animar un programa de televisión. No sabe si casarse pero quiere ser padre. Han pasado casi tres años desde que su ex, la modelo peruana Carolina Mendiola, perdió su hijo de tres meses y todavía le afecta. No lo dice, pero se nota en su rostro, se pone serio y su postura se tensa. “Sólo con la ayuda de Dios pude enfrentar esta pérdida”, dijo. Él es la fuente de la que se nutre a diario y la clave de sus triunfos. La cábala antes bailar siempre es orar.

Cuando Iván Cabrera, el Potro, escuchó que era el ganador de la temporada anterior de FdB, comenzó inmediatamente a celebrar. Se llevó las manos a la cara para cubrir su asombro y Rodrigo comenzó a aplaudir mientras lo miraba con la boca abierta y se acercaba a abrazarlo. Pero el festejo duró poco. Julián Elfenbein lo interrumpió anunciando un error y la notario María Gloria Acharán explicó que transcribieron los porcentajes al revés. “El éxito de Rodrigo es un arma de doble filo. El año pasado fue jurado de Talento Chileno, es un rostro que pone nota y tiene una doble responsabilidad. Participar en esta temporada de FdB implica que tiene que ganar”, dijo Darwin Ruz, bailarín del programa. Rodrigo ya se había dado por vencido pero se llevó la grata sorpresa de arrebatarle a Iván el supuesto triunfo de las manos, literalmente. El 65,9% del público había votado por él y a esas alturas sólo sonreía alzando la copa al cielo, ya no le importaba haber saboreado la derrota, sólo quería agradecer a su bailarina, a los coreógrafos, a la gente, a su familia, a Dios.

Fotografía gentileza de La Tercera